La chica del pijama con los pies descalzos

Aquella mañana fue muy especial. En realidad empezó como cualquier otra y no dejó de ser rutinaria hasta que a las 18:38 llegó el tren procedente de Madrid.
Como cada mañana acudí a buscar un cliente al que llevar a un hotel, su casa o a que visitara la ciudad en el taxi. Y allí llegó, una sonrisa impactante, cargada con un equipaje de mano y, según dijo después, de esperanzas y sueños.

Subió al taxi y dijo que le llevara a ver el mar. No dudé en llevarla a que conociera el Puerto de la Bahía y la playa de la Victoria. Ella, que no dejaba de sonreír, dijo en cuanto vio el mar tan de cerca: “Sin duda, he llegado al destino perfecto. Mis ojos hablan con las miradas. Mis ojos están viendo el mar de mis sueños”.

Cádiz era una ciudad nueva y completamente desconocida para ella, así que si no quería que la soledad se adueñase de su nuevo hogar, iba a necesitar un compañero peludo. Por ello me pidió que la condujese a la mejor tienda de animales de la ciudad.

Le mostré toda la ciudad tal y como me pidió, comió un sándwich de pollo en la tableta. Me gustaba mirarla mientras masticaba, mientras andaba, mientras miraba cualquier cosa, no sé si por su sonrisa o por qué, pero era un chiquita diferente.

         Luego la llevé hasta el apartamento que había alquilado desde su anterior destino y la ayudé a subir con sus pertenencias y al can que iba a ser su fiel compañero de casa.

Nunca la olvidé y deseé verla. Hasta su casa fui tiempo más tarde. Llamé a su puerta, no me reconoció cuando abrió, y vi lo más impactante que jamás había visto, la belleza más sublime. Apareció descalza y sus pies me enloquecieron. “La chica del pijama con los pies descalzos” le susurré, y marché.

Bendito el día que llamé a aquella puerta
que abrió el viento provocado por cabellos de seda.
Bendita aquella luz que venía de ojos brillantes
Haciendo resplandecer su tez.
Bendita imagen que me hace ensoñar cada noche,
 volar cada mañana. Vivir.
Bendita imagen que quedó grabada en la memoria
y que evoco al anochecer y al amanecer.
Energía que me prorroga vida,
viento puro para alentar,
luz que me guía por senderos,
sentido a mis sentidos,
soñar música en su voz,
idear fragancia de su ser
evocar su belleza al descubierto,
imaginar en ella sabor a frambuesa,
fantasear acariciando su pensamiento.
Viviré mientras perviva en mí la energía,
Airee el viento y alumbre la luz
De la chica del pijama con los pies descalzos


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