Esas voces interiores

Los momentos suceden de una forma en que nadie imagina.

Al igual que la aparición de nuevas personas en tu vida. Normalmente esa "aparición" suele suceder a través de tu círculo de amigos, donde llega un día en que te presentar a una persona, normal y corriente, pero ya desde el primer minuto que pasas junto a ella todo el ambiente se transforma. Y es ahí cuando la empiezas a estudiar, a indagar en por qué te hace sentir tan buenas vibraciones.
Con los días se te pasa, piensas que ya no la volverás a ver por mucho que ahora forme parte de tu círculo. Pero el destino es caprichoso, y te hace hablar con esa persona. Son conversaciones sin importancia, pero en las que medio ves cómo es su personalidad. En esas conversaciones tontas te demuestra pequeños detalles sin importancia pero valorados por ti.
Después llega un día en el que te levantas rebelde, animado, con ganas de sonreír y gastar bromas, y a modo de juego te rebelas ante un comentario por su parte. Y es ahí cuando empiezas de verdad a hablar; a mostrarte tal como eres; a profundizar mucho más en esas conversaciones textuales de teléfono. Y obtienes información que no esperar. Y al final acabas confesando lo que tu mente quería ocultar.

Y todo cambia.

Tu manera de sonreír; tu manera de mirar las cosas; tus ganas de comerte el mundo, y hasta esas enormes sombras que te atormentaban días atrás desaparecen. Vuelve tu ilusión; tus ganas de saber; tus fuerzas escondidas que rompen las barreras que hay en tu mente.

Esa nueva persona es un soplo de aire fresco en tu vida, pero al igual que hasta el día más soleado tiene nubes, tú te encuentras bañado en un mar de dudas. Lo ves algo difícil, complicado, y es que la distancia la ves peor que el mayor abismo del mundo. Pero una vocecita en tu interior te dice que hau mil opciones para remediar los obstáculos, que si no lo intentas y te rindes sin casi haber empezado, luego te arrepentirás por el resto de tus días. Y esa voz te repite constantemente "La distancia sólo separa cuerpos, pero no corazones". Pero tu uso de razón lógico, agarrado de la mano por el sufrimiento, te preguntan una cosa: "¿Te está extrañando o te está olvidando?". Y tu paciencia, siempre a la espera del momento oportuno, te dice: "Tiempo al tiempo. Lo bueno se hace esperar".

Y así, perdido en una batalla interior, sigues caminando, casi dejando en el azar lo que puede llegar a pasar.

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